Esto no es música, es droga.
Tiros en la puerta de adelante,
entra la policía,
buscando armas, dinero y mercadería.
Llanamiento por el barrio es cosa de todos los días,
aunque la torta gigante está demasiado escondida.
Ya no se confían, siempre cuidan la comida.
De guacho salen a robar para ganarse la vida.
La misma calle desde Rama salen cada herida.
Tratan de ganar la feria,
la miseria no lo olvidan.
Demasiado real, siguen su propio sistema.
Con un robo en la mañana y otro antes de la cena.
Siempre cara descubierta,
visten como gente buena.
Hacen que ser bandolero al menos valga la pena.
Y vale la pena, ojos rojos y panza llena.
Todo el día maquinando porque para esto se entrena.
Lo de ser un delincuente negro se lleva en las venas.
Cumplir siempre las promesas,
pero nunca las condena.
Vivir siempre afuera, vida free con los colegas.
Haciendo desastres solo para mostrar como se juega.
Ni con zona liberada, ni pagando alguna entrega.
Ellos arman la jugada y se mueven como estratega y vuelven a la pega.
Ya se les hizo costumbre,
pleno enero y están gastando las que hicieron en octubre.
Tienen claro el panorama,
pocas veces se confunden.
Ya compraron varios botes por si el barco se les hunde.
No están de paso, siguen en carrera.
Van a terminar triunfando de alguna manera.
Subiendo sin parar y sin usar las escaleras.
Sobreviviendo por el poder de su billetera.
Chequea los felas, te cuento que pasan el robo.
A caldea afuera se les roba y lo matan si se retoba.
Porque la yeca no es joda y ser pobre les incomoda.
Sienten hambre a toda hora y ganas de tomar más droga.
Puta,
pero en el fundo son todas buenas personas.
Te lo juro.